Canadá inspira deseos de aventura.
En moto de nieve o en el tradicional trineo de perros, por paisajes de belleza impecable, con espectaculares glaciares y lagos. La emoción a flor de piel que invade las gradas en un partido de hockey sobre hielo de la NHL. Las auroras boreales en Sasckatchewan en las praderas canadienses, en invierno cuando las noches son largas y oscuras. Pescar esturiones blancos en el hielo y luego probar el famoso Surf & Turf de los pescadores, que mezcla carne y pescado, con reno y trucha, o langosta… Y reanudar la expedición hacia las Montañas Rocosas, tras los pasos de los osos grizzly, alces, águilas calvas y lobos.
Tierra de continuas migraciones, donde un quinto de la población nació en otra parte del mundo, la otra aventura canadiense consiste en pasear Yong Street, la calle más larga del mundo, y ver cuántas de los más de 200 orígenes étnicos que conviven en la ciudad de Toronto somos capaces de reconocer…